Mauricio Vilanova, edil reelegido de San José Guayabal, enfrenta la falta de recursos para su modelo de seguridad, que ha reducido el crimen en la zona
San José Guayabal (El Salvador) | 4 de mayo de 2021
Mauricio Vilanova, alcalde de San José Guayabal (El Salvador, 14.000 habitantes), camina por la plaza del pueblo con su chaleco antibalas y su fusil. El edil recuerda una época sangrienta, entre 2012 y 2015, cuando el Gobierno nacional declaró una guerra a las pandillas que disparó la tasa de homicidios. En 2015, el año más sangriento en la historia del país, con 105 asesinatos por cada 100 mil personas, en Guayabal hubo 15. Fue en ese momento cuando Vilanova comenzó con un modelo de seguridad que consiguió bajar la delincuencia y los asesinatos en la localidad—durante años— a cero.
La aparición de la covid-19 ha trastocado los planes de Vilanova. El alcalde, que fue reelegido hace un mes, ve peligrar por primera vez su modelo y la paz conseguida en el pueblo. En agosto pasado, distintos medios locales reportaron el homicidio de tres hombres que fueron asesinados con arma de fuego. Una situación que tenía bastante tiempo sin registrarse en el territorio. “Nunca había visto una situación así desde que empecé en el año 2000. Nos han cortado las ayudas por 11 meses. Estamos sin herramientas”. En entrevista telefónica, transmite su preocupación ante un posible incremento de la delincuencia por la falta de apoyos para mantener las medidas de seguridad. “La Mara Salvatrucha [una de las pandillas más sangrientas del país] tiene tentáculos en la colonia. Están agarrando fuerza y subiendo la actividad, si nosotros la bajamos por los pocos recursos se puede incrementar la situación”, asegura. Los patrullajes en la localidad normalmente eran de 16 horas; ahora son de ocho, ya que no hay dinero para la comida o el transporte de los oficiales, explica.
Otro de los problemas que resalta el edil es la falta de fondos para actividades en la localidad a raíz de la pandemia, que está dejando a las alcaldías al borde del colapso, asevera. Desde que estalló la crisis, muchas de las iniciativas del consistorio para evitar que los jóvenes se uniesen a las pandillas —centradas en la salud, el deporte y la prevención— se han dejado de hacer. Estas medidas “impopulares”, según Vilanova, se han tenido que tomar para evitar el colapso del pueblo. El regidor está preocupado por las consecuencias que puedan producirse: “Tengo temor. El Salvador está en un escenario económico complicado y está habiendo un incremento fuerte de la violencia. Nosotros con sacrificio estamos saliendo a patrullar, pero la seguridad peligra, tanto en San José Guayabal como en todo el país”, describe. De cara al futuro, el alcalde se muestra poco optimista, y zanja el tema con palabras firmes: “No estamos de rodillas. Vamos a hacer todo lo posible. Después de todo lo que construimos, esto no lo vamos a dejar caer”.
*La historia fue publicada por el autor previamente en El País. El video es un contenido original de Brújula Global, al igual que el texto que incluye nuevas declaraciones.